miércoles, 28 de agosto de 2013

"Escandalosa gracia divina”


El texto de Josué nos ubica en pleno periodo de la conquista de la Canaán por parte de la naciente nación hebrea. A mediados del siglo XIII a.C. para finales de la edad de bronce superior y comienzo de la edad de hierro. Una de las épocas más crueles y sanguinarias del Medio Oriente Antiguo. Aun en la Canaán, los estados independientes que la constituían se encontraban permanentemente en guerra unos con otros. Ello explica por qué los espías hebreos enviados por Moisés a reconocer la tierra se expresaran con tanto pesimismo (ciudades amuralladas, clanes de guerreros de gran altura y una tierra que acaba con sus moradores). Pese a este panorama tan rudo, no debemos pensar en un Dios que promueve una guerra santa, un exterminio o genocidio antojadizo y brutal. Dios deja ver su maravillosa gracia en tiempos de violencia.

 




¿Cómo actúa la maravillosa y escandalosa gracia de Dios?

I          NOS  ACOGE SALVANDONOS DE NUESTRO FATAL DESTINO.

              El relato del cronista en Josué nos informa de los preparativos del pueblo de Israel para iniciar sus campañas de conquista de la Canaán. El general Josué (  יְהוֹשֻׁ֔עַ  Jehová es salvación o salva), secretamente asigna a dos espías hebreos la misión de recopilar información estratégica de la ciudad amurallada más importante del centro de la Canaán, Jericó (יְרִיחֽוֹ ). Esta ciudad, una de las más antiguas del Medio Oriente, sus primeros cimientos datan de cerca del 7.000 a.C., estaba ubicada en un oasis (Er-Raha) a casi 9km. al oeste del rio Jordán  y a 10 km al norte del Mar Muerto y a casi 24 km al sudoeste de Jerusalén. Hoy en día es llamado Tell Es-Sultán. Al parecer poseía un área de 405 m2, con capacidad para albergar a unas 2000 personas. Por su ubicación central era una plaza estratégica en las rutas comerciales de medio oriente antiguo.
 
 
 
 
 
               Cuando los dos espías entran en la ciudad se dirigen a casa de una ramera llamada Rajab (רָחָ֣ב הַ֠זּוֹנָה ), aunque algunos biblístas en la historia de la iglesia han tratado de adjudicarle el oficio de mesonera o hostelera, la verdad es que la expresión hebrea  הַ֠זּוֹנָה (hazzonah, Jos 6:25 WTT) es simple y enfáticamente (por el uso del articulo determinante) la prostituta, ramera o meretriz. Resulta obvio entender que dos espías intentaran pasar por viajeros que normalmente acudirían a la casa de una ramera y no despertarían sospecha alguna. Sin embargo las autoridades de Jericó, presas de pánico paranoico a causa de la inminente invasión hebrea, fueron informados de extraños que habían llegado a la ciudad y que se hospedaban en casa de Rajab. Cuando se le solicita que los entregue, ella los encubre mintiendo respecto a su paradero y los oculta en su terrado bajo plantas de lino que se estaban secando para ser más tarde ser procesadas. Antes de ayudarles a huir de la ciudad descolgándolos por una ventana de su casa ubicada precisamente en el muro de la ciudad, les confiesa la razón de su extraño proceder. Ella reconoce, al igual que todos los habitantes de Jericó, que los hebreos son guiados y protegidos por un Dios cósmico  ה֤וּא אֱלֹהִים֙ בַּשָּׁמַ֣יִם מִמַּ֔עַל וְעַל־הָאָ֖רֶץ מִתָּֽחַת׃ (Jos. 2:11 WTT) Él es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. (Jos 2:11 LBA) que les liberó de Egipto con prodigios y milagros, les sostuvo milagrosamente en el desierto y les ha hecho entrar de manera portentosa a la Canaán para entregárselas como heredad. Ella entiende con pavor que nos es posible oponerse a un pueblo que es defendido y auspiciado por una divinidad tan poderosa. Sin lugar a dudas Rajab no ha entendido aun la fe monoteísta hebrea, ni comprende quien es el Dios de Israel y aun así solicita su amparo y protección y no busca la de sus propias divinidades nacionales.

             No solo los dos espías comprometerán su palabra con Rajab, además lo confirmará con orden expresa Josué: Esta ciudad, con todo lo que hay en ella, se consagra al exterminio en honor del Señor. Sólo han de quedar con vida la prostituta Rajab y todos los que estén con ella en su casa, porque escondió a nuestros emisarios. (Jos.6:17 BNP). De esta manera; Josué perdonó la vida a Rajab, la prostituta, a su familia y a todo lo suyo. Rajab vivió en medio de Israel hasta hoy, por haber escondido a los emisarios que envió Josué a explorar Jericó. (Jos.6:25 BNP)



Resulta notablemente maravilloso observar cuanta gracia y amor en tiempos de tanta violencia y crueldad. Es la escandalosa gracia divina acogiendo y salvando a quien nadie esperaría que fuese objeto de tal consideración, sobre todo en el contexto de una cultura religiosa machista, patriarcal y bélica. No debemos olvidar que la ley mosaica había condenado la práctica de la prostitución y sobre todo la que poseía matices culticos paganos: Ningún hombre ni ninguna mujer israelita deberá consagrarse a la prostitución practicada en cultos paganos. (Deut.23:17 BNP)
           Sin embargo, es nada menos que Rajab, “la ramera”, con artículo, la única, junto a su familia que salvará su vida en esta cruda y sanguinaria guerra. Tanto ella como todos los de su familia serán llevados a los límites del campamento hebreo para luego de los rituales de purificación ser insertados en el pueblo de Israel. Cuanto sentido nos hace entonces las palabras de Jesucristo siglos más tarde, al dirigirse a los prejuiciosos religiosos judíos: Y Jesús les contestó: –Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de Dios. (Mat 21:31 BNP)
           Los seguidores del Señor Jesucristo debemos tomar conciencia y agradecer eternamente a la multiforme, maravillosa y escandalosa gracia de Dios que nos ha acogido sin importar quienes somos. Esta incomprensible gracia inclusiva que nos ha permitido alcanzar salvación integral, a quienes jamás podríamos haberla merecido.
 
II         NOS  TRANSFORMA EN INSTRUMENTOS PARA SU GLORIA.
                La narración del cronista del libro de Josué concluye con estos versos del capítulo seis, la mención a Rajab, y pareciera que su historia es solo casual  en este relato. Sin embargo el Nuevo Testamento vuelve de la manera más sorprendente a hacer mención de Rajab. Es mencionada nada menos que en la lista genealógica de la ascendencia del mismísimo Mesías, Jesucristo, nuestro amado Señor, por el evangelista Mateo: Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Isaí. Isaí engendró al rey David. (Mat. 1:5-6a BNP).
 
 
            Es decir, la menciona como la tátara abuela del rey David, y por ende, en línea directa en la descendencia hacia el Mesías, Teniendo como nuera a otra mujer alcanzada por la maravillosa y escandalosa gracia de Dios, la despreciada moabita Ruth. Si la ley de Moisés y la tradición hebrea descalificaban y despreciaban a las rameras, también lo hacían con las moabitas: No se admiten en la asamblea del Señor amonitas ni moabitas; no se admiten en la asamblea del Señor ni aun en la décima generación. Porque no te salieron al encuentro con pan y agua cuando ibas de camino al salir de Egipto, y porque alquilaron a Balaán, hijo de Beor, de Petor, en Mesopotamia para que pronunciara una maldición contra ustedes. (Deut.23:3-4 BNP).
 
Que escandaloso resultó ser el linaje del Hijo de Dios, que se encuentra mezclado con mujeres estigmatizadas por la cultura hebrea. Y si pensábamos que esta escandalosa gracia de Dios ya había llegado demasiado lejos, el autor de la carta a los Hebreos, inspirado por el Espíritu de Dios, menciona a Rajab, la ramera, como una heroína de la fe, junto a los patriarcas y profetas destacados del pueblo hebreo, que deben ser de inspiración para la iglesia de Cristo: Por fe, la prostituta Rajab (Πίστει Ῥαὰβ ἡ πόρνη) acogió amistosamente a los espías y no pereció con los rebeldes. (Heb.11:31 BNP)
Sin lugar a dudas que por su escandalosa y maravillosa gracia, Dios tiene misericordia de quien él desea, pero se deleita especialmente en transformar la vida de los despreciados, marginados, estigmatizados y desechados de este mundo para convertirles en agentes de su gloria y soberana voluntad. De esta manera lo expresa Pablo: Dios ha elegido a gente sin importancia, a los despreciados del mundo y a los que no valen nada, para anular a los que valen algo. Y así nadie podrá gloriarse frente a Dios. (1Cor.1:28-29 BNP)

                  Los seguidores de Cristo debemos atesorar esta incomprensible y escandalosa gracia divina que tiene el poder de escogernos, cuando nadie más lo haría, para transformarnos de vidas opacas y estigmatizadas por la desventura, el sufrimiento y el rechazo, en instrumentos o portadores de su gloria. Hemos sido declarados “hijos de Dios”, coherederos juntamente con Cristo y embajadores de la reconciliación divina para con la humanidad.
 
Pr. Gustavo Robles Cid
Reflexión dominical para Comunidad de Fe Rey de Gloria.

martes, 25 de junio de 2013

“Creer es obedecer”




              Lucas 5,1-11 contiene la llamada “vocación de Pedro”. En Mt y Mc esta vocación tiene una forma muy resumida, sin el milagro de la pesca y el diálogo entre Jesús y Pedro, y concentrada en el llamado y el seguimiento inmediato. Aquellos textos enfatizan más la autonomía de Jesús, mientras que el de Lucas trabaja más sobre la transformación de Pedro.

 ¿Por qué los creyentes debemos obedecer a Jesús en todo?


SOLO EL CREYENTE OBEDECE Y SOLO EL OBEDIENTE CREE.


            El relato lucano comienza con una escena de afluencia masiva de gente que quiere oír la Palabra de Dios y con la correspondiente respuesta de Jesús. Lucas es el único evangelista que habla del τὴν λίμνην Γεννησαρέτ (5:1 BYZ) lago de Genesaret, en hebreo: יָם־גִּנֵּיסָר “jardín de riquezas”, o “jardín del príncipe” que eran más bien unas planicies cultivables rica en nogales, palmeras, higueras, olivos y vides. Ubicadas en la ribera noreste del lago.

            Tal vez Lucas confundió la fonética con כִּנֶּרֶת, Kinéret'‎, del hebreo «kinor» debido a la forma de arpa primitiva o lira que posee el lago. Mientras que los otros evangelistas hablan del mar de Galilea o de Tiberias.

              Lucas utiliza el curioso y para nada frecuente verbo ἐπίκειμαι epíkeimai, agolparse, aglomerarse que solo vuelve a aparecer en el evangelio lucano en 23:23. Es decir, la gente se amontona en torno a Jesús para oír su predicación, y más tarde lo hace para ejercer presión para que él sea crucificado. El evangelista nos relata que Jesús resuelve el problema dirigiéndose hacia dos barcas que se encontraban en la orilla junto a los pescadores que lavaban y mantenían sus redes. Solicita entonces a Pedro utilizar su barca para enseñar desde ella a la multitud. Un detalle pequeño, pero no menos importante es el uso del verbo διδάσκω enseñar en ind.- imperf.- act. en medio de una serie de aoristos, debemos recordar que el imperfecto habla de una acción continua, habitual, que persiste. El uso del bote como púlpito prefigura su próximo empleo como lugar de manifestación del poder de Jesucristo y fundamentalmente, de puesto de llamado al seguimiento.

               Cuando termino de enseñar del Reino de Dios a la multitud, Jesús ordena a Pedro a bogar mar adentro y echar sus redes para pescar. En realidad el texto lucano no utiliza un verbo para describir la acción de pescar, sino más bien un sustantivo acusativo femenino εἰς ἄγραν. (5:4 BYZ) Jesús indica el fin concreto de su mandato: …para una pesca. El griego emplea un sustantivo concreto, y no un verbo (infinitivo, en este caso), como la traducción Reina-Valera, la idea del escritor es señalar que Jesús, en su orden, garantiza el éxito de la labor. La respuesta de Pedro es interesantísima. Por un lado pareciera profesionalmente arrogante, puesto que no puede el carpintero enseñar al pescador como realizar su labor. No se acostumbraba a pescar en el Mar de Galilea a medio día, sino más bien, muy temprano por la madrugada antes de que rayara el alba. De esa manera se aprovechaba la abundancia de peses cobijados en la oscuridad y además se podía comercializar la pesca muy temprano ya que muchas familias usaban el pescado como desayuno o para la merienda de los jornaleros. Para complicar más la situación, Pedro informa al Señor que ya habían intentado pescar durante toda la madrugada sin conseguir nada, cuanto menos se podría lograr a una hora desfavorable como aquella. Pero, por otro lado, Pedro demuestra obediencia en Jesús en quien confía “…sin embargo, puesto que tú lo dices, echaré las redes". El texto griego dice; ἐπὶ δὲ τῷ ῥήματί σου χαλάσω τὸ δίκτυον. (5:5 BYZ )…pero basado en tu palabra echaré la red.
 

            Resulta interesante agregar en este punto que Lucas coloca en boca de Pedro la expresión ἐπιστάτης mientras que los otros evangelistas siempre emplean didáskalos y rabbí para referirse a Jesús como maestro, Lucas establece una importante diferencia: los discípulos aplican a Jesús el término epístates (en vocativo), el término es empleado para designar al superintendente o supervisor (literalmente significa: el que está sobre otro). En su aplicación lucana a Jesús, el vocablo tiene, pues, una connotación especial y remite al reconocimiento de la autoridad de Jesús. En simples palabras, Pedro cree en el Señor Jesús y por ello le obedece como su autoridad.
           Los seguidores del Señor Jesucristo hemos sido llamados por la fe a responder con obediencia al mensaje de Jesucristo. Entonces somos seguidores obedientes de Jesús por la fe que él mismo ha infundido en nuestros corazones. No podríamos jamás declarar que creemos fielmente en Él sino estamos totalmente dispuestos a obedecerle. A aun cuando su palabra resulte extraña o difícil de comprender en nuestro contexto y realidad. Debemos evitar a toda costa cuestionar las instrucciones u ordenanzas del Señor para acomodarlas a nuestra conveniencia o sentido de la lógica. No importa si la palabra del Señor se contrapone a la experimentada, profesional y erudita conclusión humana. Como no recordar  la exhortación de Dietrich Bonhoeffer  a la reprimida y perseguida iglesia confesante en la Alemania nazi: sólo el creyente es obediente, y sólo el obediente cree. (El Precio de la gracia; el seguimiento) exhortación que nos ha servido como titulo de división en este sermon.

CREER Y OBEDECER AL SEÑOR RESULTA SIEMPRE EN  BENDICIÓN.
 
            La narración lucana completa el primer cuadro antes señalado, describiendo ahora como los pescadores obedecen la instrucción del Señor y son sorprendidos por una pesca impresionante y milagrosa. La superabundancia de la pesca es ilustrada mediante tres figuras: el rompimiento de la red, el llenado de dos barcas, y su hundimiento. Lucas nos aclara que la bendición de la pesca fue tan impresionante que no podían hacerse cargo de ella y era necesaria para no perderla llamar los compañeros que habían quedado tal vez en la orilla del lago.
 


                El término μέτοχος, métojos, traducido comúnmente como compañero, es empleado en el NT sólo aquí por Lucas y cinco veces en Hechos, donde significa partícipe o participante. Proviene de metéjo, tener con; y se traduce como: participación juntamente con alguien (en bendiciones comunes). Por su parte, el término κοινωνός, koinonós, que también significa socio y es aplicado en Lc.5:10 a Jacobo y Juan, incluye la noción de asociación y confraternidad personal. Pedro, que había hecho alarde de una cierta arrogancia profesional en el v. 5, pero a la vez de docilidad, llega ahora al punto más bajo de humillación, y la expresa con la caída ante Jesús y las subsiguientes palabras: –¡Apártate de mí, Señor, que soy un pecador! (5:8 BNP)
 

                  Este momento es un acto de reconocimiento del misterio divino de Jesús y se encuadra en el modelo típico de las reacciones bíblicas y religiosas en general ante la manifestación de lo sagrado y el poder divino. La reacción de Pedro fue sincera y correcta, producto de su confusión personal. El temor es compartido por todos sus compañeros de trabajo. Lucas es el único autor que emplea un término particular para temor, Θάμβος, thambos (Lc.4,36; 5,9; Hch.3,10); las tres veces como expresión de consternación e impactante asombro ante la manifestación del poder divino en la persona de Jesús. Sin embargo, el Señor le exhorta a no temer Μὴ φοβοῦ• ἀπὸ τοῦ νῦν ἀνθρώπους ἔσῃ ζωγρῶν. (5:10 BYZ) –No temas, en adelante serás pescador de hombres. (Luc.5:10 BNP). Cuan maravilloso es constatar que resultante de la fe y obediencia de Pedro, no solo él es bendecido con la milagrosa y abundante pesca, sino también sus compañeros y la comunidad que recibiría estos productos. Pero el más grande milagro y la bendición más maravillosa que recibieron Pedro y sus compañeros de oficio fue el llamado al seguimiento y discipulado de Jesucristo. Lucas de manera extraordinaria e intencional emplea el verbo ζωγρέω, zogreo que significa agarrar con vida, a diferencia de una caza o captura que mata. El término marca una diferencia substancial para con la pesca, pues ésta mata los peces, mientras que la misión de Pedro consistirá en “agarrar” vivas a las personas – “cautivarlas” y juntarlas para la vida, no para la muerte. Si bien el mandato específico se dirige a Pedro, su entorno también asume el llamado, como puede verificarse por el v. 11. La constatación del seguimiento plural en este cierre aclara por qué el relato había hablado anteriormente de todos los que estaban con él y específicamente de Jacobo y Juan. Convierte al grupo de pescadores en seguidores y discípulos incondicionales de Jesús, que cambian su trabajo y su negocio por el aprendizaje y el servicio activo a Jesús y a su causa.
              Los seguidores de Cristo debemos considerar seriamente que cada vez que creemos y obedecemos a la palabra de nuestro Señor el único resultante posible es una bendición integral para nosotros, para la comunidad de fe y para quienes nos rodean. Los discípulos creen y obedece a las enseñanzas de su Maestro y Señor y el resultado es vida plena y abundante para todos: credere et obedire


Gustavo Robles Cid
Reflexion basada en sermón dominical para la comunidad de fe Rey de Gloria
Las Asambleas de Dios de Chile

“A Cesar lo de Cesar y a Dios todo”



             El relato  de Lucas nos relata que después de que el Señor compartió la parábola de los labradores asesinos, las autoridades judías deseaban arrestar a Jesús, pero no había llegado el tiempo debido a su enorme popularidad. De modo que se dedicaron a reunir nuevas evidencias contra él. A fin de hacer que perdiera el favor entre el pueblo o atrajera la sospecha de los romanos.
 
¿Qué podría significar dar a Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios?


DAR A CESAR ES NEGARNOS A RECIBIR DE CESAR.

                     Registros paralelos de este relato se encuentran en Mateo 22: 15-22 y Marcos 12: 13-17. Mateo nos dice que fueron los fariseos “…a deliberar cómo tenderle una trampa y sorprenderle en alguna palabra” (Mateo 22: 15). Marcos declara que los herodianos se juntaron con los fariseos “…para ver de atraparle en alguna palabra” (Marcos 12: 13). Es probable que los fariseos tomaran la iniciativa en esto. Aunque los fariseos y los herodianos se odiaban unos a los otros, no obstante, odiaban tanto más a Jesús al punto de unirse en contra de Él. Lucas nos declara que comisionaron a “espías” que actuaron hipócritamente como si fuesen amigos de Jesús; pretendían tener mucho respeto a la ley y que querían saber cómo reconciliar sus deberes con respecto al gobierno romano. Buscaban la expresión de una sola palabra para sacar algo de Jesús que lo involucraría en problemas con las autoridades romanas. Entonces preguntaron a Jesús: Ἔξεστιν ἡμῖν Καίσαρι φόρον δοῦναι, ἢ οὔ (22 BYZ) ¿Nos es permitido pagar impuestos al césar o no? (Luc.20:22 BNP) Si Jesús respondía que sí, se pronunciaba contra la relación directa e inmediata del pueblo santo con Dios y condena automáticamente los esfuerzos de este pueblo por liberarse políticamente. Si responde que no, se declara partidario de los zelotes y de su teología política de la liberación, con lo que se convierte tácita o abiertamente en un rebelde contra la autoridad romana. Unos 25 años antes una revuelta principal en contra de este impuesto fue iniciada por un líder galileo popular llamado Judas (Hch.5:37), de donde se inspiró el grupo de los zelotes. Por lo tanto, era una pregunta capciosa: el apoyar el impuesto sería no patriótico, mientras que el oponerse al impuesto sería peligroso (en especial para un líder popular galileo).En el plano político, que es en el que se sitúan los que le plantean la cuestión, no hay tercera vía, no existe una solución intermedia.
 
             En la época de la dominación romana (6-41, 44-66 d.C.) las cargas fiscales permanecieron probablemente sin mayor variación; es decir, las de la provincia de Judea habrán ascendido a 600 talentos de plata. Tácito nos hace saber hasta qué punto las tributaciones resultaban onerosas: el año 17 d.C. las provincias de Siria y Judea pidieron una reducción de los tributos. La negativa a pagar los impuestos podía ser causa de la guerra.

             El Señor responde solicitando, a los religiosos que le hacían la consulta, una moneda, y le entregaron un denario. El denario de plata, era la moneda oficial del imperio romano y poseía calidad de moneda internacional. Correspondía en valor al sueldo mínimo diario de un jornalero. Los judíos tenían un dicho que “en donde la moneda del rey esté, allí se reconoce su soberanía”. Esta moneda era evidencia del dominio romano sobre la tierra de Israel, y al usarlo los judíos reconocían sujeción al poder romano. Cuando recibió el “denario” preguntó: τίνος ἔχει εἰκόνα καὶ ἐπιγραφήν; (24 BYZ) “¿De quién tiene la imagen y inscripción?” La eikóna, “imagen”, probablemente era la del emperador romano, Tiberio César. Y la epigrafén, “inscripción”, era el dicho de la moneda, el título del emperador declarando su soberanía: “Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto, sumo sacerdote”. La imagen mostraba que no era una moneda judía, pues los judíos no ponían imágenes en sus monedas; pero sí ponían inscripciones en ellas.
 

            En vista de esto, Jesús responde: Ἀπόδοτε τοίνυν τὰ Καίσαρος Καίσαρι, (25 BYZ) "Devolved al César lo que es del César,…". El verbo griego "apodídômi" ha sido mal traducido por "dar"; significa más bien "devolver, retornar o reintegrar". Esta imagen, con esa inscripción, no es de Dios ni de Israel que no tiene imágenes. Es símbolo del colonialismo romano y signo evidente de un emperador que, con su comportamiento -haciendo imprimir su imagen y llamándose Augusto (Excelso), título divino- mancha el país de Dios, viola su ley y usurpa su puesto. Con esta autoridad hay que romper. Hay que acabar, según Jesús, con ese estado de cosas, situación de verdadera opresión y dominación. Al pedirles que le mostraran un denario, los expuso como hipócritas, ya que ningún judío patriótico debiera estar llevando dicha moneda, porque portaba la imagen “idolátrica” del emperador y la inscripción con el título de “divino”. Le han preguntado insidiosamente por el problema de los tributos y Jesús resuelve prontamente e inesperadamente el problema. Si manejan moneda que pertenece al césar, habrán de someterse a las consecuencias que ello implica. Odiaban a los romanos y, por supuesto que con razón, deseaban con todas sus fuerzas que se marcharan de su país, pero... al dinero no le habían hecho ascos. Rechazan al César en lo que les conviene, pero se someten libremente a su sistema cuando éste los beneficia. Y a esta actitud se refiere la respuesta de Jesús: "Pues lo que es del César devolvédselo al César". En simples palabras: Rompan de verdad con el sistema opresor del Imperio, pero del todo; rechacen su dominio sobre ustedes y sobre nuestro pueblo, pero no se sometan gustosos a la esclavitud de su dinero, no dejen que su propia ambición anule sus principios.
 
    
              Los seguidores del Señor Jesucristo tenemos la obligación moral de no aceptar que un sistema político, social y religioso corrupto, opresor, autoritario y materialista nos domine o influya negativamente sobre nuestras vidas de creyentes. Hemos sido liberados por Jesucristo para constituirnos en su pueblo, una sociedad alternativa que se expresa y vive en contra cultura. No podemos juzgar las tendencias y acciones de la sociedad en la que estamos insertos y luego callar descaradamente cuando sacamos beneficios de ella.

DAR A DIOS ES RECONCER QUE LE PERTENECEMOS.

          Pocas frases de Jesús han sido objeto de interpretaciones más interesadas e, incluso, de manipulaciones como ésta: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Estas palabras de han sido utilizadas para establecer una dualidad entre lo político y lo religioso y defender así la autonomía absoluta del estado ante cualquier interpelación hecha desde la fe. Según esta interpretación, Jesús habría colocado al hombre, por una parte, ante unas obligaciones de carácter cívico-político y, por otra, ante una interpelación religiosa. Como si el ser humano tuviera que responder de los asuntos socio-políticos ante el poder político de turno y de los asuntos religiosos ante Dios.
               Pero Jesús introduce una idea nueva que no aparecía en la pregunta de los adversarios, no solo devuelvan a cesar lo que le pertenece sino sobre todo: καὶ τὰ τοῦ θεοῦ τῷ θεῷ. (25 BYZ)…a Dios lo que es de Dios. (25 BNP) De forma inesperada, introduce a Dios en el planteamiento. La imagen de la moneda pertenece al césar, pero los hombres no han de olvidar que llevan en sí mismos la imagen de Dios y, por lo tanto, sólo le pertenecen a Él. Es entonces cuando podemos captar el pensamiento de Jesús. «Devuelvan al césar lo que le pertenece a él, pero sobre todo, no olviden que ustedes mismos le pertenecen a Dios».

            Para Jesús, no se trata solo del cumplimiento de deberes religiosos, en el sentido tradicional de la expresión. Aquí se trata de devolver a Dios algo que le habían robado: el pueblo, su pueblo. Recordemos de nuevo la parábola de los viñadores perversos. Aquellos labradores decidieron matar a los criados y al hijo del dueño para quedarse con la viña (el pueblo de Dios). Al final de la parábola, el evangelista hace este comentario: "Al oír sus parábolas, los sumos sacerdotes y los fariseos se dieron cuenta de que se referían a ellos". Ellos, que acusaban a los romanos de ser unos opresores, inmorales y sádicos, también explotaban al pueblo, y además lo hacían en nombre de Dios, usurpando el lugar de Dios. Dios está por encima de cualquier césar y de cualquier dirigencia religiosa. Estos no pueden nunca exigir lo que pertenece a Dios.

              Hay que devolver también a Dios lo que es de Dios. La viña de Israel -propiedad exclusiva de Dios- estaba en manos de los jefes religiosos que defendían de palabra al pueblo, pero de hecho se aprovechaban de él, colaborando con la potencia ocupante o, al menos, no rebelándose abiertamente contra ella. Aceptando a Jesús, verdadero liberador, Dios será de nuevo rey de su pueblo y se acabará la opresión de cualquier tipo: religiosa, social o política. La única autoridad que Jesús acepta es la de Dios y la de quien, como Dios, vela y cuida a su pueblo. Ni la del César ni la de los fariseos y herodianos entra dentro de esta categoría.
             Los seguidores del Señor Jesucristo hemos de cumplir con honradez nuestros deberes ciudadanos, pero no hemos de dejarnos modelar ni dirigir por ningún poder que nos enfrente con las exigencias fundamentales de la fe. Hemos entendido que como imagen y semejanza de Dios, le pertenecemos total y absolutamente. No existe ningún área de nuestras vidas que no esté bajo el soberano señorío de Cristo. El es nuestra prioridad, nuestra pasión, nuestra real vocación y la razón real de todos nuestros esfuerzos y anhelos.



Gustavo Robles Cid

Reflexión basada en sermón dominical para Comunidad de Fe Rey de Gloria
Las Asambleas de Dios de Ñuñoa - Chile






lunes, 15 de abril de 2013


Quien es Jesús para ti





Mateo 16:13-17.

Los creyentes o seguidores de Cristo debemos fundamentar nuestra realidad de fe en la concepción clara y absoluta de quien es para nosotros  Jesús.
·         El lugar de este gran acontecimiento fue las regiones de Cesarea de Filipo (v. 13). Esta población estaba ubicada en el punto del extremo norte de Palestina, a unos 35 km. del mar de Galilea, a poca distancia de Dan, al lado de una de las dos fuentes que alimentan el Jordán. Este pueblo tenía una elevación de más de 300 m. sobre el nivel del mar Mediterráneo y estaba cerca de la base del monte Hermón. Herodes el Grande edificó aquí un templo de mármol blanco, en honor de Augusto César. Luego Felipe, el tetrarca, amplió la construcción y le puso el nombre “Cesarea” en honor del emperador Tiberio. Para distinguirlo de la Cesarea sobre el mar Mediterráneo, lo llamaron Cesarea de Filipo. Los habitantes eran en su mayoría paganos. Esta sección de Mateo constituye una de las más importantes en el Evangelio. Jesús está a unos seis meses de la cruz. Había muchas cosas más que quería enseñar a los discípulos, pero previamente sería necesario verificar la comprensión de los discípulos en cuanto a su identidad.




¿Por qué es tan importante tener una correcta concepción de la identidad de Jesús?

    Intentemos extraer por lo menos dos respuestas a esta interrogante a partir del relato realizado por Mateo y los sinópticos.

NOS EVITA CONSTRUIR UNA IMAGEN Y ESPECTATIVAS FALSAS ACERCA DE ÉL.

            Vemos  que Jesús somete a sus discípulos a dos preguntas de suma importancia. La primera  tiene el propósito de determinar hasta qué punto los discípulos estaban al tanto de la opinión pública en cuanto a la identidad de Jesús. El Señor emplea un titulo mesiánico ya conocido en la escatología y profecía judaica, τὸν υἱὸν τοῦ ἀνθρώπου (Mt.16:13 BYZ) equivalente del hebreo בֵּן־הָאָדָם (Mat.16:13 DLZ) y del arameo בַ֥ר אֱנָ֖שׁ bar ’enash; “Hijo de Hombre” o mejor dicho “Hijo de Humanidad” o más cercano todavía a la semántica de la escatología judía, simplemente “el humano” por excelencia. Este es el único título que Jesús empleo durante su ministerio terrenal, registrado por los sinópticos, para designarse a sí mismo. De hecho, aparece 82 veces en los cuatro evangelios. Los judíos ya lo identificaban como titulo mesiánico desde Daniel 7:13:  Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre (בַ֥ר אֱנָ֖שׁ), que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. (Dan 7:13-14 RV60)
            Este titulo describía en la escatología judía al Redentor que vendría en gloria y majestad a consumar toda la potencia del Reino de Dios en el gran y temible día final. Ante su consulta los discípulos responden reflejando la florida imaginación y las expectativas que muchos de los judíos se hacían acerca de la persona de Jesús. Algunos opinaban que el Hijo del Hombre o El Humano sería Elías (v. 14) resucitado, según la interpretación literal de una de las profecías: Y yo les enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible: reconciliará a padres con hijos, a hijos con padres, y así no vendré yo a exterminar la tierra. (Mal.4:5-6 BNP)
              Otros pensaban que Jesús era la reaparición del profeta Jeremías (v. 14) puesto que Jeremías anunció la creación de un nuevo pacto en el futuro, por medio del cual los hombres obtendrían el perdón de sus pecados: Pero éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. (Jer.31:33 R60)
                Para otros judíos Jesús sería la reaparición de uno de los venerados profetas del Antiguo Testamento, sin especificar cuál de ellos, puesto que al igual que aquellos, Jesús les invitaba a ponerse a cuenta con Dios (comp. v. 14; Luc. 7:16; Juan 6:14): Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (Is.1:18 RV60)
            Tasker observa que las distintas opiniones en cuanto a la identidad de Jesús tienen dos cosas en común: (1) Lo identifican con una figura del pasado, en vez de reconocerlo como una persona única y suprema; (2) las opiniones contenían expectativas peligrosas y engañosas. Jesús se asemejaba a las personas mencionadas, pero trascendía a todas ellas. La Epístola a los Hebreos establece la superioridad de Jesús a todas las personas e instituciones del Antiguo Testamento. Sin lugar a dudas que si esta pregunta se la dirigimos a los primeros testigos de la vida de Jesús encontramos respuestas contradictorias: para los romanos debe haber sido un revoltoso caudillo político que se creía rey; para los fariseos debió haber sido un idealista exagerado, un populista y un trasgresor inútil; para las mujeres debió ser una luz de esperanza y reivindicación que se encendió y luego fue apagada por la violencia machista; para los judíos zelotes revolucionarios debió haber sido un débil antinacionalista amante de los romanos y un conservador cobarde; para los pobres debió haber sido un profeta y un libertador frustrado que generó expectativas que no pudieron cumplirse; por último, para los miles que lo vieron pasar por sus aldeas y campos debió haber sido un iluminado, un rabí del pueblo que terminó condenado y muerto. Sin embargo todo esto o son verdades a medias o imágenes muy falsas que ellos mismos quisieron proyectar en Jesús y que inevitablemente termino decepcionándoles o frustrándoles. La única categoría que satisface la persona de Jesús es la que le será revelada a Pedro.
               Como seguidores y discípulos de Jesucristo debemos evitar a toda costa construir una imagen y expectativas erróneas, o a medias sobre él. Puesto que esto nos llevara a confusión, decepción, e impotencia. Jesús es muchísimo más que cualquier expectativa humana que tengamos de él, más que un salvador, un redentor, un libertador, un sanador, un proveedor, un hacedor de milagros, un restaurador de relaciones, un cumplidor de promesas, un espíritu carismático, un efectivo exorcista, un defensor de los pobres y oprimidos, o un revolucionario incomprendido. Jesús es sobrenatural e incomprensiblemente El Cristo, El Mesías,
NOS PERMITE ENTENDER QUE DIOS MISMO SE NOS HA REVELADO PARA CONOCERLE.
             El relato evangélico nos plantea ahora la segunda interrogante que Jesús dirige a sus discípulos ¿Quién dicen ustedes que soy yo?  Mateo y los sinópticos no tienen problema alguno para reconocer que Pedro es quien se adelanta en representar a los discípulos  con una respuesta que posee algunas diferencias verbales, pero con un

acuerdo básico: ¡Tú eres el Cristo! (Mar. 8:29); ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente! (Mat.16:16); y El Cristo de Dios (Luc.9:20). Esta variedad de expresiones indica que no existía una fórmula “ortodoxa”. Sin embargo, las tres oraciones emplean la expresión clave de esta confesión de fe:


Σὺ εἶ ὁ χριστός (Mat.16:16 BYZ) Tú eres el Cristo, o Tú eres el Mesías. Este título reconocía que Jesús es el ungido por Dios para reinar sobre el universo y en los corazones de sus súbditos. En la afirmación de Pedro se concentra todas las realidades y verdades respecto al Mesías. Confesarlo Cristo, significa que es más que un excelente maestro de doctrina, más que un sabio versado en las escrituras. Lo coloca más allá de una buena persona que cura y se compadece de los pobres y marginados. Cristo significa el designio de Dios para una tarea que ningún otro puede realizar.


Decir que es el Cristo es reconocer que en la historia de Dios con su pueblo se ha operado una bisagra fundamental. Decir Cristo es entender que él mismo es el evangelio, el logos de Dios encarnado. Es simplemente por ello que Jesús responde a Pedro
ὅτι σὰρξ καὶ αἷμα οὐκ ἀπεκάλυψέν σοι, ἀλλ᾽ ὁ πατήρ μου ὁ ἐν τοῖς οὐρανοῖς. (Mat 16:17 BYZ)…porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. La expresión apokalýpto (dar a conocer lo escondido, discurrir el velo para descubrir) puesta por el evangelista en boca del Señor nos advierte claramente que Pedro solo pudo comprender la real y sublime naturaleza e identidad de Jesús, por un acción revelativa de Dios mismo. Sin esta voluntad revelativa de Dios, es imposible que los seres humanos reconozcan a Jesús por lo que en verdad es. Por ello, Jesús mismo, aclara que la percepción espiritual demostrada por Simón en la confesión no era el resultado de una deducción natural y humana, de carne y sangre, sino que era el resultado de una revelación del Padre Celestial (v. 17).
No había base de jactancia, ni de sentirse superior a los demás. Fue un acto de gracia de parte de Dios. Dios había favorecido a Simón en este particular, y por eso era un hombre dichoso. El evangelio completo, la voluntad soberana y absoluta de Dios, el Reino de Cielos y la gracia redentora del Señor, le había sido revelada a Pedro en la persona de Jesús. Hasta ahora, los discípulos no lo habían comprendido:
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?  (Jn.14:7-9 R60)


Como seguidores y discípulos de Cristo debemos comprender que solo tendremos un real conocimiento y practica del evangelio, si recibimos de Dios mismo, una clara revelación de la persona de Jesús como El Dios-Hombre, El Eternamente Otro, El Creador y Sustentador de todo el universo, El Único Dios Viviente, El que está por sobre el tiempo y espacio, El Señor de Universos,  El Dueño Absoluto de nuestras vidas, El Rey Eterno, El Autor y Consumador de nuestra fe.


Gustavo Robles Cid
Reflexion basada en sermón dominical para Comunidad de Fe Rey de Gloria
Las Asambleas de Dios de Ñuñoa - Chile