Mateo 7:24-29.
·
Los creyentes o
seguidores de Cristo debemos fundamentar nuestra experiencia de vida en los
principios de la enseñanza de nuestro Señor.
·
El contexto de este relato del evangelio de Mateo se encuentra inserto
en la exposición del Sermón del Monte que Jesús compartió con sus discípulos y
los aspirantes a tales en la región de Galilea. Habiendo expuesto varios
principios relacionados con la justicia del reino, Jesús concluye el Sermón con cuatro ilustraciones de la justicia
personal hablando de dos puertas y dos caminos; dos
clases de profetas y dos clases de árboles frutales; dos
clases de siervos; y dos clases de constructores.
·
¿Por qué es tan
necesario poner en práctica los principios de la palabra del Señor?
Intentemos
extraer por lo menos dos respuestas a esta interrogante a partir de esta
cuarta parábola de la conclusión del Sermón del Monte de Jesús.
I NOS CONVIERTE EN PERSONAS PRUDENTES
Y SABIAS.
Mateo en estos versículos
y su paralelo en Lucas (6:46–49) registran la parábola de los dos constructores
con la cual Jesús concluye el Sermón. Existen semejanzas entre los dos constructores.
La primera de ellas es que ambos oyen las palabras del Maestro, la expresión
verbal ἀκούει μου τοὺς λόγους (v. 24 BYZ, ind.- pres.- act.). El verbo akúo indica la capacidad de percibir
los sonidos, pero también el énfasis metafórico de poner plena atención y
entender: “el que tenga oídos, oiga…” Es
por esta razón que los rabinos debatieron si oír o hacer la ley era
más importante; la mayoría concluyó que oír
era más importante, porque según enseñaban ellos, no se podía hacer sin oír, pero sin embargo insistieron que ambos eran necesarios. Esto
explicaría la importancia que tenía en el culto judío la recitación continua
del Shema (Escucha Israel, el Señor tu Dios, el Señor uno es…) como confesión
de fe. Sin embargo Jesús advierte tajantemente a sus discípulos que no solo
deben prestar suma atención a sus enseñanzas, a sus palabras exhortadas en este
sermón, además es de vital importancia ponerlas en práctica, καὶ ποιεῖ αὐτούς (v.24 BYZ ind.- pres.- act.). El verbo poiéo indica ponerse en actividad,
ocuparse o empeñarse en una acción.
Dijimos que había semejanzas entre ambos constructores, pero
también radicales diferencias. Aunque ambos oyen las palabras y enseñanzas del
Maestro, solo uno está dispuesto a ponerlas en práctica. Entonces el Señor
compara al discípulo que oye y hace con un constructor prudente en su parábola,
puesto que el oír y practicar las enseñanzas de Jesucristo
cultiva la prudencia y la sabiduría. La expresión φρόνιμος es un adjetivo que denota inteligencia práctica, sabiduría para vivir,
que permite una actuar asertivo y consecuente. Por lo contrario, el
discípulo que oye pero no practica sus enseñanzas μὴ ποιῶν αὐτούς (v. 26 BYZ partic. – pres.- act.), es comparado con un constructor necio. El
adjetivo μωρός se utiliza para calificar la torpeza, necedad, carencia de sabiduría o
inteligencia practica.
La enseñanza de Jesucristo será considerada más tarde por
Santiago instruyendo a la naciente iglesia judeo-gentil:
Pero no basta con oír el mensaje hay que
ponerlo en práctica, de lo contrario se estarían engañando a ustedes mismos.
Porque
si uno es oyente del mensaje y no lo practica, se parece a aquel que se miraba
la cara en el espejo: se observó, se marchó y muy pronto se olvidó
de cómo era. (Stgo.1:22-24 BNP)
Como seguidores y discípulos de Jesucristo debemos estar dispuestos no
solo a oír constantemente las palabras del Señor y Maestro de nuestras vidas,
sino también a ponerlas en práctica continuamente. De esta manera, las palabras
prácticas de Jesús nos transformarán en personas cautas y sabias que son
capaces de actuar consecuente y responsablemente de acuerdo a lo que han
aprendido, utilizando nuestro conocimiento para hacer lo correcto según la
voluntad de Dios.
II NOS
PERMITE ENFRENTAR CON SOLIDEZ LAS CRISIS.
Mateo continua la narración de la parábola de estos dos constructores y
vuelven a detectarse semejanzas entre ambos. Tanto el constructor sabio como el
necio construyeron seguramente casas similares, ambos debieron enfrentar que su
obra de edificación fuese azotada por las mismas inclemencias climáticas. Sin
embargo el constructor prudente y sabio, el que oye y practica la palabra
del Maestro: cavó, ahondó y colocó el cimiento sobre la roca. (Luc.6:48 BNP), mientras que el constructor insensato
construyo su casa sobre la tierra arenosa, sin cavar para cimentar en el lecho
rocoso. En tiempos de Cristo, los pueblos y aldeas de la Galilea estaban
conformados por edificaciones domiciliaras más bien sencillas, de pocos
cuartos, algunas de piedra y muchas de mampostería. Para aprovechar mejor las
extensiones de terreno llanos para los cultivos se acostumbraba a edificar
preferentemente sobre las laderas de los montes. El riesgo era latente, ya que
al llegar las estaciones lluviosas, los aluviones provocados por las tormentas
y el fuerte ventarrón ponían a prueba la calidad de las construcciones.
Para el Señor, el discípulo que se esforzaba continuamente en oír
y practicar sus palabras, había
logrado cultivar su prudencia y sabiduría lo suficiente como para consolidar su
vida en las enseñanzas del Maestro, de manera que en tiempos de crisis podía
mantenerse estable y con una fe solida en Jesucristo. De la misma forma en que
procedería un constructor prudente y experimentado al cimentar su construcción
en el lecho rocoso de Galilea. Muy por el contrario, el supuesto seguidor
que solo se conformaba con oír las
enseñanzas de Jesús pero sin practicarlas, está expuesto a resultar severamente
dañado cuando deba enfrentar las crisis de esta vida. Su confianza en el Señor
se desmoronará y su insípida fe se diluirá hasta generar decepción y profunda
frustración. Por ello es considerado por el Maestro como el constructor
insensato que erigió su casa a ras de suelo y al ser azotada por la furia del
clima no pudo soportar y debió afrontar una pérdida total de su propiedad.
La expresión empleada
por Mateo, ᾠκοδόμησεν τὴν οἰκίαν αὐτοῦ ἐπὶ τὴν πέτραν· (Mat.7:24 BYZ) oikodoméo denota la acción de edificar, construir o
emplazar alguna obra y metafóricamente es usado en este pasaje para referirse
al crecimiento y progreso integral del creyente, gracias a su sólido fundamento
en las enseñanzas y principios de Jesús. La idea de ser juzgado por el oír sin obedecer o poner en práctica era familiar para los judíos: En
realidad, tú eres para ellos tan sólo alguien que entona canciones de amor con
una voz hermosa, y que toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las
ponen en práctica. No obstante, cuando todo esto suceda —y en
verdad está a punto de cumplirse—, sabrán que hubo un profeta entre ellos.»
(Ez.33:32-33 NVI)
Algunos de los oidores de Jesús más bíblicamente instruidos
pueden haber recordado Proverbios: Con sabiduría se construye la casa; con
inteligencia se echan los cimientos. (Prov.24:3 NVI) y el contraste entre la sabiduría y la
insensatez personificadas: La sabiduría construyó su casa y labró sus
siete pilares. (Prov. 9:1 NVI). El temor de Jehová es el
principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. (Prov. 9:10 R60)
audire et facere
Oír
y Practicar
Pr. Gustavo Robles Cid
Reflexion basada en sermon dominical
Comunidad de fe Rey de Gloria
No hay comentarios:
Publicar un comentario