lunes, 11 de marzo de 2013

MUJER, IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS

Lucas 13:10-17.  
 


El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) esta fecha se conmemora también en las Naciones Unidas y es fiesta nacional en muchos países. El 25 de marzo de 1911, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes italianas y judías, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos,y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre. En el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la primera guerra mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres. Desde esos primeros años, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las mujeres de los países desarrollados y en desarrollo. El creciente movimiento internacional de la mujer, reforzado por las Naciones Unidas mediante cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, ha contribuido a que la conmemoración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica. El Día Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos de la mujer. En el seminario Comunidad Mujer, el académico Claudio Fuentes reveló estudios que situaba a Chile respecto a la desigualdad salarial en el lugar 40 entre 43 naciones más desarrolladas del mundo.
 

  • Los seguidores de Cristo debemos tomar la iniciativa en la misión de promover, respaldar y defender los derechos y dignidad de las mujeres como imagen de Dios y coherederas de la vida.
¿Por qué es necesario que nuestra comunidad de fe tome la iniciativa en la promoción, respeto  y defensa de la dignidad de la mujer?
Observemos un par de solidas razones que se pueden desprender de este pasaje del evangelio de Lucas:



I. EL ABUSO Y OPRESIÓN PARA CON LA MUJER SE HA PROLONGADO POR DEMASIADO TIEMPO.
               El relato de la curación de la mujer encorvada no sólo pertenece a las cuatro historias evangélicas de conflictos sabáticos, sino que es uno de los más bellos ejemplos de defensa que hace Jesús del valor y dignidad de la vida, sobre todo de las personas más vulneradas de la sociedad. El texto contiene una serie de datos que lo convierten en único dentro del panorama de los milagros de Jesús. Lc 13:10-17 contiene numerosas oposiciones, expresándose de esta manera su carácter polémico y su estrecha relación con las tensiones de la vida humana, la lucha por la sobrevivencia y la dignidad, la tirantez entre la acusación y la liberación. En la mayoría de los casos se trata de contraposiciones explícitas; en algunos pocos, de implícitas.
             Luego de la entrada en escena de Jesús, el relato del evangelista presenta el cuadro clínico de la mujer impedida. La descripción abunda en detalles, y es particularmente importante la referencia a los 18 años, ἔτη δεκαοκτὼ καὶ ἦν συγκύπτουσα (13:11 BNT) Y la referencia al día sábado que es cuando sucede el acontecimiento descrito, ἐν τοῖς σάββασιν (13:10 BNT). Empleando una formulación común de la época, se indica también el origen del sufrimiento: πνεῦμα ἔχουσα ἀσθενείας (13:11 BGT), por espíritu de enfermedad (conste que no se trata de una persona poseída, como en otras historias). Más adelante, el discurso vinculará este espíritu con Satanás, descartando así una de las ideas corrientes de la época y de aquel ambiente, que asociaba los sufrimientos y las enfermedades con castigos divinos.
             Es interesante considerar que Jesús toma la iniciativa de la curación, y lo hace desafiando todos los factores religioso-culturales de la época. Debemos recordar que en la cultura religiosa judía la mujer no constituía sinagoga, se requería la presencia de diez hombres como mínimo para tener quórum, no importa si había mil mujeres. En las sinagogas de tiempos de Cristo, las mujeres tenían un lugar reservado en los costados o al final del salón principal, muchas veces separado por enrejados que solo le permitían escuchar sin intervenir en la liturgia. De hecho, varios rabinos habían enseñado la inferioridad de la mujer respecto al hombre al punto de declarar que todo judío piadoso debía orar a Dios cada mañana diciendo:
"¡Te alabo, Dios, porque no me hiciste pagano! ¡Te alabo, Dios, porque no me hiciste ignorante! ¡Te alabo, Dios, porque no me hiciste mujer! (Jewett, op, cit, p.99). Más aun, la tradición oral de los rabinos judíos (La Mishna) es más lapidaria aun con respecto a la inferioridad que asignaban a la mujer: "La vida de un hombre debe ser salvada antes que la de una mujer, porque la vida del hombre precede a la de la mujer" (Horayot 3:7. La Mishna).
"Diez cab (medidas) de murmuración descendieron al mundo; nueve de ellos se los apropiaron las mujeres" (Qiddushin 49b, La Mishna).
"Si una mujer sale y se encuentra con su vecina recogiendo las brazas debajo de un olla con comida ofrecida como ofrenda, Rabí Aquiba declara la ofrenda impura… ¿Por qué Rabí Aquiba declara la ofrenda impura? Porque las mujeres son glotonas, ya que son sospechosas de destapar la olla de la vecina para saber qué es lo que están cocinando" (Taharot 7:9. La Mishna).
"¡Ay de aquel que tiene hijas! Una hija es como una trampa para su padre…Cuando es pequeña, él teme que sea seducida; cuando es doncella, que sea promiscua; cuando es madura que no se case; cuando se casa, que no pueda tener hijos; cuando envejece, que practique la brujería" (B. Sanhedrin 100b. La Halajah).
              Como consecuencia de esta interpretación teológica vejatoria y discriminatoria, los sabios judíos impedían la enseñanza de la Torah o ley de Moisés a las mujeres, no solo por considerarlo un esfuerzo perdido, peor aun , declaraban que era preferible quemar la Torah antes de enseñarla a una mujer. Con este contexto religioso-cultural en mente nos maravilla la prioridad que el Maestro pone en la sanidad de la mujer. Son diez y ocho años de cargar no solo con la acostumbrada discriminación cultural hecha a la mujer en su nación, además ha debido soportar el estigma de ser considerada maldecida por Dios, ya que le ha quitado su belleza, su habilidad, su destreza y su capacidad para ser productiva. Pero el texto de Lucas realza el accionar de Jesús quien llama a la mujer a presentarse delante de todos, y frente a la asamblea de varones. Coloca tiernamente sus manos sobre ella otorgándole no solo la sanidad física, además la consideración y dignidad. Jesús no repara que sea
Shabat, y tradicionalmente este prohibido sanar a alguien en día de reposo, el Hijo de Dios considera que diez y ocho años es demasiado tiempo de opresión, abuso, y discriminación para esta mujer. Si hasta su enfermedad es de alguna manera símbolo de su opresión social, cultural y religiosa. El texto dice que ella estaba encorvada y no podía enderezarse συγκύπτουσα καὶμὴδυναμένη ἀνακύψαι (13:11 BNT) El verbo griego sygkýpto (syn: con; kypto: inclinación) se traduce como estar doblegado hacía el suelo, es un tecnicismo medico utilizado por Lucas para designar probablemente un tipo severo de cifosis (curvatura fisiológica de la columna vertebral en la región dorsal).
 



 
                  Los judíos de este tiempo, consideraban este tipo de enfermedad como un juicio de para quien que ha sido altanero y arrogante y que merece ser humillado. Pero el Señor de la vida sabe que esta mujer no es una juzgada de Dios, sino más bien una víctima humillada por la arrogancia y violencia masculina patriarcal de su cultura y ha decidido poner fin al padecimiento agudo de esta mujer. Nunca más caminará mirando el suelo, encorvada como si llevará un gran peso sobre su espalda. Ahora saldrá de esa sinagoga, en un día de reposo, caminando erguida, con su frente más en alto que nunca, libre, sana y dignificada.
 Si pensamos que este tipo de descriminación y vejación hacia la mujer es cosa de la antiguedad, permítanme una somera muestra de la humillación y menoscabo que ha sufrido la muejer a lo largo de la historia de la humanidad:
"Educar a una mujer es como derramar miel sobre un elegante reloj suizo. Deja de funcionar" (Kurt Vonnegut).
"Hay tres cosas que son difíciles de domar: los océanos, los necios y las mujeres. Quizas pronto se pueda dominar los océanos, los necios y las mujeres necesitaran más tiempo" (Spiro Agnew).
"Las mujeres son apenas el 25% tan buenas como los hombres; por lo tanto deberían recibir un 25% del sueldo que reciben estos" (Bobby Riggs).
"Las mujeres son para gozar con ellas. En la política, prefiero no ver a ninguna. En vez de presionar para ser incluidas, deberían quedarse como lo que son: simples flores" (Lech Walesa).
           Aun los teólogos cristianos desmerecieron y menoscabaron a la mujer:
"Toda mujer debería sentirse avergonzada al pensar que es una mujer" (San Clemente de Alejandría).
"La mujer por sí misma no es la imagen de Dios. En cambio el hombre solo es la imagen de Dios, tan entera y completa como cuando está unido a la mujer" (Agustín de Hipona).
"La mujer es esencialmente un hombre mutilado. La mujer por naturaleza está sujeta al hombre porque en el hombre predomina la razón" (Tomás de Aquino).
"Las mujeres por naturaleza nacen para obedecer, por ello siempre los sabios han rechazado el gobierno de las mujeres como una monstruosidad" (Juan Calvino).
"Las niñas empiezan a hablar y tenerse en pie antes que los chicos porque los hierbajos siempre crecen más deprisa que los buenos cultivos." (Martín Lutero).
"Sé que a las damas les duele oír esto, pero si se casan, han aceptado el liderazgo de un hombre, su esposo. Cristo es la cabeza del hogar, y el esposo es la cabeza de la esposa, y así es como son las cosas, punto. Los derechos de la mujeres son solo un movimiento socialista contrario a la familia, que estimula a las mujeres a abandonar a sus maridos, matar a sus hijos, practicar la brujería, destruir el capitalismo y a convertirse en lesbianas." (Pat Robertson).
"La función de la mujer no está destinada a liderar ni a pastorear la iglesia, sino que a ser la ayuda idónea del hombre. No obstante, la mujer puede asumir roles de enseñanza de niños, diaconado, dirección de reuniones femeniles, etc." (Obispo Evangélico Chileno)
  

               Frente a esta cruda realidad, los seguidores del Señor Jesucristo, sobre todo los varones, tenemos la obligación esencial de  asumir la responsabilidad  moral de defender, promover e incentivar el respeto por los derechos y dignidad que Dios le ha otorgado por derecho propio a las mujeres. Tenemos la responsabilidad de ser pioneros y ejemplo de conducta en la protección de la mujer, respeto por su esencia y persona, confianza en sus capacidades y habilidades. Es primeramente en nuestra comunidad de fe que las mujeres deben encontrar la sociedad alternativa que les permita liberarse de tantos siglos de opresión, abuso, violencia y menoscabo. Entre nosotros deben sentirse verdaderamente valoradas como compañeras, socias, y coherederas de la vida presente y eterna. En nuestra comunidad de fe deben encontrar los espacios más que suficientes para realizarse como personas y crecer como hijas de Dios, llamadas a concretar sueños, graduar de profesiones diversas, escoger si lo desean el formar familias, concretar proyectos, iniciar empresas, hacer teología, pastorear la iglesia, presidir corporaciones, o dedicar sus vidas a misiones sin fronteras. En fin, SER MUJER, ser lo que Dios haya planeado dulcemente para sus vidas. 


II.  LA IGUALDAD Y DIGNIDAD DE LA MUJER ES UN DERECHO GARANTIZADO POR DIOS.

                  El evangelista nos declara que luego que el Señor sanó a la mujer a vista y paciencia de todos los que se encontraban en la sinagoga, el oficial encargado, reprendió a los asistentes exhortándoles a buscar sus sanidades cualquiera de los seis días de la semana, pero no en
Shabat. Llama profundamente la atención que reprendiera a la gente y no a Jesús, al final y al cabo quien llamó a la mujer para sanarla, y de hecho lo hizo, fue Jesús. Nadie se lo pidió. Es increíble apreciar que este religioso, principal, importante, no le interesa en lo más mínimo apreciar la maravillosa obra de compasión, sanidad y restitución de dignidad que el Señor hace a una mujer que ha sufrido intensamente por diez y ocho años. Lo más probable es, que en su impotencia frente al obrar maravilloso e impactante de Jesús y la respuesta de beneplácito de los asistentes, reprochara el resquicio de la prohibición de trabajar en sábado. La respuesta de Jesús es enérgica y desbordante de autoridad, ὑποκριταί, ἕκαστοςὑμῶν τῷσαββάτῳοὐλύει τὸν βοῦν αὐτοῦἢτὸν ὄνον ἀπὸτῆς φάτνης καὶ ἀπαγαγὼν ποτίζει "...¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no suelta al buey o al asno del pesebre para llevarlo a beber?" (13:15 BNT), tan solo hipócritas pueden considerar que es más importante ser benigno con los animales domésticos antes que con el prójimo. El permiso para el cuidado imprescindible de los animales domésticos en sábado correspondía a ciertas acomodaciones de la Ley, típicas para Galilea. Jesús, haciendo referencia a estas, desenmascara la hipocresía de quienes exigían un severo cumplimiento de la Ley cuando se trataba de personas, pero se permitían consideraciones cuando se trataba de los intereses relacionados con los animales domésticos. No porque verdaderamente les interesará mantener la vida de los animales, sino por simple conveniencia económica. En este caso, les estaba permitido quebrantar sin mayor cargo de conciencia el sagrado mandamiento del reposo sabático. Pero restaurar una vida humana en sábado se asociaba con la pérdida de la imagen de la perfección religiosa. Jesús se opone vigorosamente a esta falsedad. Desenmascara la hipocresía del líder de la sinagoga, demostrándole la incoherencia e inconsecuancia de su postulado.
               El conjunto de factores discriminatorios que hacían "tomar distancia" de la afectada tanto a nivel de la representación mental simbólica (mujer, enferma, "castigada") como del trato social y religioso, no constituyen impedimento alguno para que Jesús establezca una relación completamente diferente con ella. Esta relación abarca una serie de dimensiones qtiue hacen al carácter integral de su proyecto liberador: ver a la persona (e implícitamente, comprenderla en su situación), llamarla, transmitirle seguridad, tocarla, curarla, salir en su defensa, y por sobre todo honrarla con el título
θυγατέρα Ἀβραὰμ (13:16 BNT) o su equivalente hebreo Hija de Abrahán. Abrahán era el orgullo de Israel y tenía importancia decisiva en vista de la vida eterna; y se sostenía que los méritos del patriarca garantizaban a sus descendientes la participación en el Reino de Dios. Asimismo, estos méritos los protegían en casos de peligro y necesidad, les socorrían en la guerra, completaban los esfuerzos deficientes de israelitas imperfectos e incluso expiaban pecados. Mencionando a Abrahán, Jesús tocó fibras muy profundas de sus oyentes. Nunca antes, maestro alguno había adjudicado este titulo a mujer alguna. Estaba extrictamente limitado a los hombres, ellos eran orgullosamente "Hijos de Abraham". Recordemos que cuando Jesús les exhorta de su necesidad de ser verdaderamente libres por el Hijo de Dios, ellos respondieron enfaticamente: "...Hijos de Abraham somos, nunca hemos sido esclavos de nadie...". Que impacto debió provocar en ellos que el Señor Jesús empleara esta designación en una mujer. Por esta filiación, el jefe de la sinagoga quedaba obligado a cumplir para con ella el mandato de amor al prójimo, puesto que como hija de Abraham ella era su igual. Con este énfasis el texto indica que Jesús restaura y recrea la dignidad espiritual, moral y social de la mujer, liberándola de sus males. Se trata del único texto bíblico que habla de las mujeres como Hija de Abrahán. Finalmente, el texto establece el valor social de la mujer mediante la indicación de la alegría del pueblo.

 
                  Los seguidores del Señor Jesucristo, sobre todo los varones, debemos asumir el compromiso de promover y defender la igualdad y diferencia de la mujer en relación al varón, puesto que es un derecho que Dios le concedió desde la creación al hacerle conforme a su imagen y semejanza:
Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó,… (Gen 1:27 NVI).
                   El supuesto señorío y superioridad del varón sobre la mujer se basa claramente en una de las consecuencias más infames del pecado original: A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. (Gen 3:16 RV60). Sin embargo, como por uno, Adán, entró la degeneración en la humanidad, por uno fuimos restaurados, Jesús, por ello Pablo declara: Sin embargo, en el Señor, ni la mujer es independiente del hombre, ni el hombre independiente de la mujer. (1Co 11:11 NBH).
Ya no se distinguen judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos ustedes son uno con Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, son descendencia de Abrahán, herederos de la promesa. (Gal 3:28-29 BNP).
                   Como comunidad de fe cristiana, tenemos la misión moral, social, teológica y espiritual,  de marcar una categórica diferencia respecto a nuestra sociedad actual, cambiando la historia y la triste realidad en torno a la mujer. Como  iglesia de Cristo debemos asumir con orgullo la misión de respetarle, cuidarle, valorarle, amarle, otorgarle los espacios que por derecho le pertenecieron siempre,  e invitarle a levantarse y alzar su frente con dignidad y esperanza en el porvenir que por siglos se le negaron.
 
Pr. Gustavo Robles Cid.
Reflexion basada en sermon dominical
Comunidad de fe Rey de Gloria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario